Proclamado por
la UNESCO hoy celebramos el 𝗗𝗶́𝗮 𝗜𝗻𝘁𝗲𝗿𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗱𝗲𝗹 𝗝𝗮𝘇𝘇 y destacamos su poder como herramienta de
unidad, diálogo y enriquecimiento cultural. El jazz, nacido a finales del siglo
XIX en Nueva Orleans, no tardó en expandirse a distintas partes del mundo, y
México no fue la excepción.
Tampico, conocido por su espíritu cosmopolita
debido a su importante actividad portuaria en el siglo XX, jugó un papel
destacado en la llegada y difusión del jazz al país. Gracias al flujo constante
de marineros, trabajadores extranjeros y compañías petroleras internacionales,
Tampico se convirtió en un punto de encuentro donde las nuevas corrientes
musicales, como el jazz y el blues, encontraron tierra fértil para florecer y
atrayendo a exponentes como Jelly Roll Morton o las orquestas de Dwight Bourn o
la Larry Conely Band.
En clubes nocturnos, salones de baile y bares
emblemáticos de Tampico, se escucharon por primera vez en México los acordes
improvisados del jazz. Músicos locales pronto adoptaron y adaptaron este
género, fusionándolo con ritmos tradicionales mexicanos y caribeños. Así,
Tampico no solo fue receptor, sino también un semillero de nuevas expresiones
musicales que enriquecieron la cultura nacional con exponentes locales de la
talla de Lorenzo Tío, Arnold Metoyer, dos de los precursores del jazz en Nueva
Orleans, y el surgimiento de orquestas locales como la Magnolia Jazz Band, Max
Mendoza and his Luisian Cafe Orchestra, Banda de Jazz del Profesor Bennie
Naylor o la Banda de Jazz del Profesor Manuel Rivera que transmitía por la
radio CYQ desde la Casa Sagaón, en Tampico.
Hoy, al conmemorar el Día Internacional del Jazz,
recordamos cómo ciudades como Tampico ayudaron a construir puentes culturales a
través de la música, manteniendo viva la esencia del jazz: la libertad, la
creatividad y la celebración de la diversidad.
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