La manera en que
medimos un éxito ha cambiado en los últimos años. En otras épocas era fácil ver el número de discos vendidos tras ser reproducidos en la
radio, y entrado este nuevo milenio se utilizaban servidores para mantener la
lista de usuarios conectados y archivos mp3 compartidos por cada uno de ellos.
El primero de ellos fue el gatito de Napster (fiestero). Más
recientemente se pudo ver la cantidad de streams de una canción en millones o
eventualmente billones y calificarla como un “hit.” El streaming
era una nueva
tecnología que permitió ver o escuchar contenido multimedia a través de
Internet, sin tener que descargarlo previamente. Surgió como una transmisión en directo, donde el contenido se
envía y se recibe de forma continua.
Pero ya no basta con contar
reproducciones para saber si una canción es un verdadero éxito. Hoy la
industria de la música mide la influencia de un tema musical por la
conversación que genera, su impacto cultural, y cómo conecta con nuestras
vidas. Algunas nos hacen bailar, otras nos hacen pensar, y
todas tienen algo que decir. Así es que hoy, casi
cualquier músico puede tener suerte con una canción y la fórmula para tener un
hit numérico se puede replicar como un producto saliendo de una fábrica.
La clave está en que el artista conecte con la gente.
*Soundcloud
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