viernes, 7 de noviembre de 2025
Se extiende la Expo "Tampico, cuna del jazz"
Del jazz en Tampico
Alain Derbez
https://alainderbez.wordpress.com/
23 octubre 2025
El texto que sigue es sobre el que me basé para presentar el 22 de octubre pasado, en el marco del Festival Internacional de Jazz de Tampico, Tamaulipas, mi libro de El jazz en México (yo tengo otros datos). Aparte de las palabras, por supuesto, hubo música. Tocamos Manuel Viterbo el banjo, Daniel Reséndiz la guitarra y yo el saxofón soprano: el trío PPN. Va entonces:
En este gordo libro de la historia del jazz en México (FCE) se menciona a Tampico varias veces. En las páginas 89, 90, 109, 111, 138, 316, 317, 318, 346, etc.
Se menciona a Tampico porque escribo sobre Lorenzo Tío padre, Lorenzo Tío hijo y su hermano Luis Tio, afroamericanos que en su historia personal hermanan esta ciudad y Nueva Orleans y quienes definirán, desde sus clarinetes y saxofones la historia de los inicios del jazz en el mundo. ¿Jazzabían o hasta ahorita?
Se lee por ejemplo en la página 111:
Estamos en la penúltima década del siglo XIX, la primavera de 1885: la humedad que se huele y que se siente viene del Río Misisipi, de los pantanos, el bayou y de ese Mare Nostrum y caldo de cultivo llamado Golfo de México, donde para allá esta Cuba, más acá los puertos de Tampico y Veracruz y en aquella cornisa, yucateca, una península. Adentro del kiosko (el kiosko de la Alameda de Santa Maria de la Ciudad de México que estuvo en la feria del algodón de Nueva Orleans) en la década de los ochenta del siglo antepasado, lo que suena, lo que sigue sonando, es una banda, un grupo que fuera fundado precisamente en Morelia y que dirigía Encarnación Payén, una orquesta que dejará su impronta, más allá de los coyunturales escuchas, en los jóvenes músicos locales que, tomando algunas lecciones de su soplado instrumento con los maestros visitantes, pasado el tiempo iban a tocar eso que se escribirá jass primero y luego jazz.
O en la página 138:
El diez de junio de 1908 murió, clarinetista afroamericano de Luisiana que decidió radicar en Tampico, Tamaulipas, Lorenzo Tío. Tío fue padre a su vez de Lorenzo y Luis Tio, mexicanos que, ya avecindados en Nueva Orleans décadas luego, iban a enseñar a varios futuros jazzistas a hacer lo suyo tanto en clarinete como en saxofón.
Por supuesto, del papel de los Tío, del inicio del jazz en Tampico y su íntima relación con Louisiana, ya se platicará mañana cuando en este festival al mediodía en el Museo de la Ciudad se hable del libro de José Castañeda con la presencia de Mary Gehman: la ciudad del Charleston.
Puedo decir que Tampico tiene presencia en este libro desde la portada porque el autor, que es el artista plástico irapuatense Jazzamoart (Javier Vázquez Estupiñán), no sería Jazzamoart, no tendría ese nombre y ese destino pictórico entre el jazz, el amor y el arte, sin la medular presencia en su existencia de la fotógrafa tampiqueña Nora Smith, sextante, musa y compañera.
Hablo de Tampico igual cuando menciono el nombre del baterista Gonzalo González, Chalillo, nacido aquí, figura relevante del jazz mexicano en los sesenta y setenta del siglo XX y acompañante muchas noches de la añorada pianista Olivia Revueltas; se habla de Tampico cuando cito el nombre del gran arreglista, compositor, pianista, director de orquesta, Juan García Esquivel quien, entre otras cosas, conjuntó jazzistas nacionales para hacer rocanrol en el cine nacional y se habla de Tampico cuando menciono al trombonista radicado en Madrid Alejandro Carballo o cuando me refiero al percusionista Evaristo Aguilar a quien tuvimos la fortuna de escuchar anoche en la promisoria, lúcida y lucida inauguración de este festival acompañando al cajón esa magnífica muestra de lo que el jazz y el son huasteco en matrimonio pueden generar con magisterio si Samuel Martínez al piano y voz y Jorge Morenos en voz y jarana, lo proponen.
En fin, que lo que les quiero decir es que la realización de un Festival Internacional de Jazz en Tampico con la vertebral presencia de músicos de Louisiana y de Cuba, de España y de otras partes de México y de la región que nos alberga resulta más que lógica en la historia al grito del jazz no sólo es de quien lo hereda sino de quien lo trabaja.
Quizás – me atrevería a sugerir- sería estupendo que para la próxima edición el nombre rinda homenaje a Lorenzo Tío…pero bueno, es, diría mi tía abuela, un sugerir.
Ahí me quedo por ahora porque quiero preguntarles: ¿En su infancia, en la infancia de sus padres, de sus abuelos, fue importante la figura de Francisco Gabilondo Soler? Seguramente entonces escucharon El ropavejero, esa canción que todo el mundo conoce como el Señor Tlacuache y que tal vez el año pasado, cuando en octubre del 2024 se hizo un gran homenaje a Cri Cri aquí, se pudo haber escuchado.
Entre sus muchas opciones en la vida (marinero, astrónomo, boxeador, etc.) Gabilondo, como el tío de Palinuro de México, el personaje de la novela de Fernando del Paso, embarcó hacia Nueva Orleans desde Tampico en los años veinte. El interés de Gabilondo era aprender los secretos de la linotipia y muy probablemente lo hizo, pero lo cierto es que también aprendió y aprehendió, con oído acucioso, las intimidades del blues y del jazz que se tocaba entonces en Louisiana y de ahí lo trajo como tantas otras ofertas de la música del mundo para enriquecer la baraja a manejar en sus composiciones primero como El Guasón del Teclado y luego, creador de universos para los infantes y los padres de los infantes, como Cri Cri.
(Y AQUÍ ENTRAMOS CON LA MÚSICA TOCANDO EL TLACUACHE COMBINADO CON EL SAINT LOUIS BLUES Y EL BLUE MONK PARA REGRESAR AL TEMA DEL TLACUACHE LUEGO DE IMPROVISACIÓN EN GUITARRA, BANJO Y SAX SOPRANO)
La música de Gabilondo Soler como tantas otras, se difundió en los años veinte y treinta gracias a la radio y ahí, desde las primeras emisiones también era posible encontrar en el cuadrante esa música bailable y tarareable que se comenzaba a anunciar con las cuatro letras “Jazz”, así fuera charleston o fox-trot o dixie-land. El jazz y el blues, no obstante la poca gracia que les hacía algunos (recordemos que el primer Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, impulsor ferviente del nacionalismo en el arte, dejó claro en sus memorias que el jazz lo había prohibido, lo había desterrado de las escuelas por ser un espectáculo salvaje como los toros) seguía ahí. Partituras de jazz se publicaban en diarios, semanarios y revistas y jazz había lo mismo en Mérida que en Tijuana, Veracruz, la Ciudad de México y, desde luego, Tampico. El jazz- dejaron claro los creadores del movimiento literario de los Estridentistas, igual que la radio, que la electricidad, tenían presencia en su quehacer como en otros campos del arte. (Ayer mismo, en este vestíbulo del Teatro Metropolitano, poemas de estridentistas fueron dichos por el tampiqueño Eddi Segura), el pintor Siqueiros hizo un retrato del compositor que hermanó la música académica con el blues y el jazz, George Gershwin).
Bien lo escribió otro poeta, Renato Leduc, para hablar del mar: “Por el temblor rumbero de tus ondas, vienes a ser el precursor del jazz”.
¿Quién le iba a decir al filósofo también creador del lema universitario “Por mi raza hablará mi espíritu” que la primera película sonora mexicana, basada en la novela de un confeso odiador del jazz, Federico Gamboa, iba a tener como pista sonora, algo de jazz, del fox-trot que se entendía como jazz y que con una coreografía incluida, pudo verse y escucharse en blanco y negro: “Santa”?
Entre otras muchas cosas importantes que impulsó José Vasconcelos, por supuesto, hay que destacar el tenaz esfuerzo por hacer presente en la nación entera la música de los pueblos, la música regional. El jazz, los jazzistas, tenemos en esa música folklórica, como en tantos otros veneros, una opción de nutrir nuestro quehacer.
(AQUÍ ENTRAMOS TOCANDO LA PIREKUA MICHOACANA FLOR DE CANELA Y LA COMBINAMOS CON LA COMPOSICIÓN DE ABDULLAH IBRAHIM “AFRICAN MARKET PLACE”)
Continuemos ahora platicando sobre eso que se bailó y se escuchó en la radio desde el jazz. Brinquemos unas cuantas décadas. Desde Cuba ha llegado a México para que aquí lo hagamos a nuestro enriquecido y particular modo, no sólo el danzón y otras formas de la antillanía sino también el bolero. Y creadores de boleros, como el tampiqueño Mario Kuri Aldana, también compositor de música contemporánea, o el veracruzano Mario Ruiz Armengol, o el tapatío Vicente Garrido y hasta Armando Manzanero y Arturo Castro, abrevarán en el jazz para sumar otras armonías a esas canciones románticas.
Pues hasta ahí porque nos ganó el tiempo y el concierto en la sala principal ha de comenzar. De esto y de mucho más trata este libro sobre el jazz en México. Crónicas desde la literatura, fotografías, tarjetas postales donde desde los veinte del Veinte el jazz en México está presente, entrevistas con sus creadores hasta el veinte del XXI hallará quien a este libro se acerque.
Despidámonos nosotros con más música. Acerquémonos ahora a ese gran compositor, a ese santo patrón de la bohemia que es el oaxaqueño Álvaro Carrillo. Esto es, al modo de PPN, la canción UN POCO MÁS y luego de ello, como colofón, permítanme leerles un soneto de un libro que acabo de publicar donde, creo, sintetizo eso que es el espíritu del jazz desde nuestro país:
(ENTRA UN POCO MÁS)
SUAVE ES EL JAZZ (con la presencia de Ramón López Velarde)
YO QUE SIEMPRE TOQUÉ SIN PARTITURA
DESNUDO IMPROVISANDO EN CUALQUIER FORO
ALZO HOY LA VOZ A LA MITAD DE UN CORO
Y NARRO CON DETALLE LA AVENTURA.
SUAVE ES EL JAZZ DESDE ESTA TIERRA DURA
FUERTE TAMBIÉN COMO HA DE SERLO EL ORO
INDIO, NEGRO, ESPAÑOL, LATINO, MORO
DE MESTIZA RAÍZ, ESTO ES, MUY PURA.
EL TIEMPO DE MI PATRIA ES SINCOPADO
LO QUE SE MIRA SE OYE EN SUS MATICES
ARCOIRIS, VOLCÁN, SONIDO ALADO
YA CELESTIAL FESTÍN DE MERETRICES
O DIABÓLICO SOLO CONSAGRADO
QUE CUENTA AL SAXOFÓN SUS CICATRICES.
lunes, 27 de octubre de 2025
Exposición "Tampico Cuna del jazz"
A partir del día 27, la Expo “Tampico, Cuna del Jazz” de la Dra. Milagros Angelini se va a extender unos dias más con su reubicación en la Plaza de la Libertad. Visitala
domingo, 26 de octubre de 2025
Presentación libro "La Ciudad del Charleston, las bandas de jazz americanas y mexicanas en Tampico 1920-1930"
viernes, 17 de octubre de 2025
lunes, 22 de septiembre de 2025
Cubanos en Tampico
Alguna vez se presentó el dueto cubano , acto bufo, en el Teatro "Habana" de Tampico (El
Luchador, 29 julio 1915, AHT)
martes, 9 de septiembre de 2025
¡No se ha ido, ni se irá! Wewa, música tropical que conquistó a Tampico
Roberto González / El Sol
de Tampico, 18 junio 2024
Cientos
de personas en la plaza Hijas de Tampico moviéndose
al ritmo de las percusiones y el contagioso sonido que sale de los teclados; la Feria
del Libro de la UAT cerrando con un "bailongo";
un joven de Tamaulipas de
nombre Yahir Saldívar que ha dado al
género un nuevo aire. La wewa, la cumbia huasteca, conquistó a
Tampico y, de acuerdo a sus intérpretes y promotores, esta música no se ha ido,
ni se irá.
“Aunque
es netamente regional, de las huastecas potosina, tamaulipeca, hidalguense y
veracruzana, la wewa no se va. Los grupos están tocando en la frontera de
Tamaulipas, en Monterrey, en el centro del país y algunos ya hasta en Estados
Unidos”, afirmó el locutor y promotor Tony el "Lobo" Soldevilla.
Un sintetizador y una región que definió un sonido
Es a mediados de
la década de 1970 que este género comienza a difundirse entre
los músicos de Ébano, San Luis Potosí, época en la
que llegan a México los sintetizadores Yamaha YC y que
definirían el sonido que caracteriza al género, notas electrónicas y
distorsionadas que terminarían dándole el nombre de wewa.
Si bien
todos reconocen a don Fidencio Villanueva con su
ritmo salvajemente tropical como uno de los mayores difusores
del género, el locutor reconoció a bandas como La Flor de Toño San
Pedro o Los Atrevidos de Fran Kay como
pioneras del sonido.
“La
música wewa es de grupos, con batería, bajo, guitarra, güiro, tumbas, teclados,
son mínimo seis músicos arriba de un escenario, sin contar los animadores”, explicó
Soldevilla.
Las primeras grabaciones y la difusión por la radio
El
grupo Sagitario, Selva
Negra, y la agrupación Perla Negra de Veracruz obtuvieron
rápido reconocimiento en la zona sur, tras grabar con la disquera Signo
Sonomar de Tomás Núñez González.
Soldevilla,
representante de grupos como Capricho y Súper Amor, destacó la importancia
de la radio en la difusión de la cumbia huasteca en
la década de 1980.
“La
televisión era muy cara, así que los locutores weweros le dieron proyección al
género, incluso Tomás Gónzalez logró que Selva Negra se presentara en Siempre
en Domingo. También fueron importantes Pedro Escandel Pérez, Pedro Dávila, Tomás
Núñez, Marcos Bautista, Martín Morales, Juan Antonio el ‘Vaquero’ González”, dijo
Soldevilla también
destacó la importancia de espacios como el Casino
Moctezuma o Las Sombrillas, que no solo fueron foros
sino fuentes de trabajo para los músicos.
“De miércoles
a domingo había baile y para todos los géneros. Ahora a la música tropical la
han relegado a los bares. Falta aquí en Tampico un espacio para la wewa, eso se
nota en la gente que va a la plaza a bailar; la gente necesita distracción”,
afirmó.
Calixto Méndez: de ver bailes a protagonizarlos
El
primer acercamiento de Calixto Méndez con la wewa fue
desde muy pequeño, cuando su mamá lo llevaba al salón Huasteco,
ubicado en el Moralillo, Veracruz. “Tenía
dos o tres años. Ella me dejaba sentado en una silla, pero recuerdo las luces
rojas y moradas de los cañones. Una vez se agarraron a botellazos y nos fuimos
corriendo de ahí”, relató sonriendo.
Para Calixto,
originario de Pánuco, Veracruz, y un
destacado exponente de la wewa, en Tampico el
género tropical ha tenido una gran recepción. “Tampico es muy
tropical, desde siempre he escuchado que cuando venía el primer Selva Negra al
Casino Moctezuma se juntaba muchísima gente; eso sí, ya tiene muchos años”, dijo
el músico a esta casa editora.
Después
de ejercer diversos oficios, desde 2008 comenzó a dedicarse de lleno a la
música. Fan de Roberto Carlos, Joan Sebastian,
Bronco, Camilo Sesto, también reconoce la influencia de intérpretes
como Selva
Negra, Hugo Ruiz, Alfredo “El Pulpo” o de Nelson Kanzela, “él
anda fuerte, se le ve muy bien, hasta anduvo por Estados Unidos”.
Ahora las
plataformas han ayudado a difundir su música, señaló que ya
no piensa en discos sino en canciones que puedan difundirse por YouTube o Spotify.
“Tenemos
50 canciones, queremos, no sé, hacer unas 200, pero pues a veces se baja la
pila, hemos tenido mucho trabajo tocando en Veracruz, Nuevo León, Tamaulipas”, dijo el
llamado As de los Teclados, que en su cuenta de Facebook tiene
cerca de 350 mil seguidores.
Yahir Saldívar, un fenómeno viral que no se puede parar
Ni
a Tony ni
a Calixto les
es indiferente el fenómeno viral de Yahir Saldívar,
joven de Matamoros que ha tenido un gran
éxito al retomar cumbias clásicas con letras
que hacen alusión al crimen organizado, en lo que ha llamado "cumbias
bélicas". “Pienso que por sus padres, Yahir tuvo mucho
contacto con Rigo Tovar, Alegría del Corazón, Mister Chivo; él se crió con esa
música y la conoce bien. A mí no me gusta, pero tiene facilidad para componer y
es algo que ya no se puede parar”, dijo Soldevilla.
Por
su parte Calixto Méndez dijo: “Hay
que tener ‘muchos’ para hacer lo que hace Yahir. Solo puedo decirle que tenga
cuidado. Es muy joven y es bueno que haya salido adelante con la cumbia; porque
al final a la cumbia nadie se le resiste”.






